viernes, 23 de octubre de 2009

Rompiendo papeles

Falta de comprensión… externa. Sentimiento de culpa.

Comprensión (interna) de que el sentimiento de culpa, en este caso, es tan inservible como carente de fundamento: no he hecho algo malo, simplemente he cometido un error. Y hay una gran diferencia de una cosa a otra.

No sé hasta qué punto expongo datos de mi personalidad al decir que romper papeles me relaja, pero es cierto. El ruido del papel al rasgarse es simplemente maravilloso, es metáfora pura de la rabia que siento ahora mismo y sinestesia combinadas. Esa breve y poco intensa fuerza necesaria para que un papel sea de pronto dos, y luego cuatro, y luego ocho…

Quiero unos altavoces con sonido envolvente. Quiero escuchar cosas que una tras otra puedan sonar a muchas otras cosas, You know you’re right, Korn y Violadores del Verso, por ejemplo, y que vibren los cristales, que los vecinos me odien y días después me pregunten “¿Has estado sola en casa?”, que los pájaros de los árboles del parque emigren, que nadie se acerque a mi habitación ni me pregunte qué tal estoy, porque cuando estoy así, se me nota a la legua. Me encantan las enumeraciones, son casi tan relajantes como romper papel…

Quiero imitar a mi primo y romper un cuadro (uno que no me guste ya, o que no sirva, que tampoco quiero destrozar el mobiliario doméstico), no fracturarme el dedo pero sí romper mi reflejo en el cristal. Y que se calle de una vez esa voz que me dice que se me tiene que pasar, que me relaje un rato, que no es para tanto y que todo irá bien.

Pero da igual lo que quiera, casi nunca lo consigo… sólo consigo lo material, y ni siquiera eso. ¿Veis a qué viene mi afán por las compras? Todos esos pequeños caprichos (una falda, un peluche a mis 19 años, un bolígrafo de Campanilla) sólo tienen un fin: satisfacer por un momento esa sensación horrible de vacío que me llena, paradójicamente, que me invade y juega conmigo, que me acompaña ya como la soledad. Porque, como bien me dijo alguien en parte causante de mi estado actual, siempre estamos solos.

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He aquí un ejemplo de lo que suelo llamar “texto para desahogarme”. Uno de esos de los que hablamos SDK0 y yo el otro día: llegas a casa y parece que si no escribes te falta algo. Lo peor es que he empleado casi dos horas en él, lo que significa que no ha sido ni efectivo ni productivo, pero supongo que eso tampoco importa porque al fin y al cabo… estoy acostumbrada a tener que aguantarme.

Por mucho que penséis que no.

“No sé si me entendéis, joder, que no os enamoréis. Chicos y chicas, pillad esto porque lo recordaréis: que lo mejor es ir de flor en flor, pues no da dolor, y es que el que no guarda amor luego no guarda rencor contra sí mismo…” Kase O. Aunque no sea el tema central del texto, ésta es una frase sumamente práctica para quienes se atrevan a seguirla.

(Vídeo subido por PuraDrogaSinCortar)

“…y esta es una nueva letra hablándote de mí” Kase O, también, en otra pequeña frase que secunda la afirmación de un profesor mío: “Los blogs son lugares para gente exhibicionista que se habla a sí misma en Internet”. Uf, pues sí, y te quedas tan a gusto…

miércoles, 14 de octubre de 2009

Si tuviera que poner título a todo lo que escribo sin motivo…

…y, una vez más, consigues hacerme sonreír sin darte cuenta y sin que nadie más se entere. Y una vez más, dejo de prestar atención al mundo por ver si ahí, a unos metros de distancia, tú haces el más leve movimiento.

Por primera vez creo que no voy a arrepentirme de hacer cosas improductivas….

domingo, 11 de octubre de 2009

Los ojos que miraban: primera noche.

Isabelle miró la casa desde la ventanilla del taxi. Sabía que sus tíos la habían enviado allí por un buen motivo: debía ensayar incansablemente para su concierto de la semana siguiente.

Cogió el estuche con su violín y salió al camino de piedra. El taxista había sacado su equipaje ya; como si quisiera dejarla ahí y marcharse cuanto antes. Se comportaba como el cochero que llevó a Jonathan Harker a Transilvania. Isabelle echó una mirada más a la casa y se sorprendió a sí misma pensando que tal vez sí que vivieran seres extraños allí, y que el taxista había hecho muy bien en marcharse de allí en unos segundos.

Respiró hondo. El ambiente olía a lluvia, a tierra húmeda y a ganas de una sopa caliente. En cuanto deshiciera el equipaje se prepararía una.

La idea de pasar una semana sola en aquella casa era aterradora pero sumamente excitante. Tendría tiempo para ella, únicamente para ella, se acostaría tarde y se levantaría más tarde aún, y así podría aprovechar las noches para tocar su violín. El concierto era ahora mismo lo único que importaba: tocaría sola delante de todo un auditorio repleto de desconocidos.

La puerta de la casa era de madera maciza y era tan pesada que Isabelle necesitó ambas manos para empujarla. No podía ser sólo madera. La atravesó con su maleta, su bolso y el estuche de su violín, avanzó unos pasos y la escuchó cerrarse. Maldita corriente… iría a su primer concierto serio con la nariz roja y la garganta hecha papel de lija.

La casa era enorme, eso sí. El salón era como todo el piso de sus tíos, y los dormitorios de la planta superior eran dos veces como el suyo. Techos altos, balcones de piedra, pesadas y polvorientas cortinas de terciopelo.

Lo primero que necesitaba aquello era una limpieza a fondo. Pero Isabelle iba a estar allí una semana, y no podía perder el tiempo limpiándolo todo, de modo que decidió arreglar el cuarto en que dormiría, la cocina y uno de los baños. Ni siquiera limpiaría el salón, era demasiado grande y no pensaba pasar demasiado tiempo en él.

Tenía que haber en alguna parte un cubo, una fregona, una escoba. Algo. El pueblo más cercano estaba a tres kilómetros; no era demasiado pero desde luego no iba a desplazarse hasta él caminando por la carretera mientras anochecía.

Después del segundo piso, la escalera seguía subiendo. Tal vez arriba encontraría un trastero con cosas para la limpieza. La madera de los peldaños crujía bajo su peso, y a medida que subía el frío aumentaba. Qué extraño, se dijo, solía hacer más calor en los pisos superiores.

La escalera llegaba a su fin en un pasillo. Isabelle lo contempló desde abajo, el suelo era mucho más ancho que en el segundo piso. El pasillo, sin embargo, era estrecho, con un trozo de pared y uno de barandilla a un lado, y una pared con varios cuadros cubiertos con sábanas al otro. Isabelle prendió la luz, una única bombilla desnuda sobre su cabeza. Al fondo del pasillo había una puerta con una manivela plateada. El suelo era de moqueta allí arriba, sus zapatos no hacían ruido apenas al pisar. Isabelle se acercó a la puerta y la abrió: era un baño. ¡Un baño con un armario a un lado! ¡Por fin!

Había encontrado un cepillo de barrer, una fregona y un cubo pequeño pero útil. Sólo tenía que empezar a limpiar…

El silencio de la casa era perfecto para tocar el violín, tanto que Isabelle tenía más ganas que nunca de comenzar a ensayar. En cuanto pudo, cogió su estuche y se encaminó al que iba a ser su dormitorio. Además, aquel era su primer viaje sola. Se trataba de una casa vieja y polvorienta, sí, pero no por ello dejaba de ser una escapada dedicada exclusivamente a sí misma. Aquella semana no habría ensayos en el conservatorio, no habría ruidos de gente en los pasillos ni nada que pudiera molestar.

Comenzó a afinar el violín sentada sobre la cama. Necesitaría la silla del escritorio, seguramente sería mucho más cómoda.

El tono de llamada de su móvil sonó de pronto e Isabelle se levantó deprisa de la cama. Se oía muy lejano… buscó por el primer piso pero el sonido venía de más arriba. Del baño del tercero, seguramente; llevaba el teléfono en la mano cuando había subido.

Llegó a tiempo para contestar: era su tía.

- Hola, cariño, ¿ya has llegado?

- Sí… se me había olvidado llamar. He estado limpiando un poco y explorando la casa. Ahora iba a ponerme a tocar.

- ¿Te gusta? – siguió la tía, despreocupada - Estará todo muy sucio, eso sí, pero sólo por ser una casa tiene que ser habitable, ¿no?
- Claro que me gusta, tía. Es enorme y todo es… bueno, antiguo.

- En uno de los cuartos hay cosas de la abuela, por si quieres verlas. Y en su armario hay mantas, que te estarás muriendo de frío.

- Sí, un poco. El tercer piso debe de estar a cinco grados menos que el resto de la casa, ¿sabes? Pero bueno, no voy a subir mucho aquí, sólo hay un baño.

- No, no subas al tercer piso. Tengo que dejarte, cielo… me espera un montón de exámenes por corregir.

- De acuerdo, mañana te llamaré. Un beso.

- Descansa. ¡Y ensaya mucho!

Isabelle colgó el móvil y se giró hacia la escalera. Fue entonces cuando reparó en que había una puerta más en el otro extremo del pasillo. Se aproximó a ella, tiritando, y la abrió despacio. El chirrido de las bisagras dio paso a una sala enorme, que multiplicaba su espacio en todas direcciones: todas las paredes estaban recubiertas con espejos salvo la que Isabelle tenía frente a ella: ésa no era pared de ladrillo, sino un enorme ventanal de cristal desde lado a lado y del suelo al techo.

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Este es el primer capítulo de una serie de siete que estoy pensando, espero que os guste, os enganche o por lo menos os llame mínimamente la atención. Acepto sugerencias y, por supuesto, críticas ;)

lunes, 5 de octubre de 2009

Visual Poetry - ImageChef.com

Este es un fragmento de Apología de una sonrisa, llevo varios días buscando generadores de texto y este es uno de los más bonitos que he encontrado, es para hacer caligramas.

viernes, 2 de octubre de 2009

Más cosas nuevas

Bien, bien, bien, por fin pude ponerle una mascota al blog. Se llama Luxy y es un murciélago hembra, es decir, una murciélaga. Es adorable y si le pinchas se mueve. Por lo demás no hace nada, eso si, he descubierto que puede volar hacia atrás cual colibrí en plena primavera (ea!).

Y ayer tuve la necesidad imperiosa de adoptar a Oso, que si a alguien le hace ilusión proponerme un nombre más original se lo pondré, aunque Oso está bien porque según me han contado llamar a tus animales por el nombre del animal en sí es una de las cosas que más molestan a la gente según la Frikipedia.

Bueno, nada más por ahora. Tengo que aprender a organizar esto de verdad, separándolo por temas... pero eso será en otro momento.

Edito: chungawoman descubrió el otro día que Luxy no vive del aire... si pincháis en "more" sale una mosquita y Luxy va a por ella, le lanza un ultrasonido murcielaguesco y... a comer!!!

Una columna periodística


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Fragmento de un texto escrito hace no mucho tiempo. Haz click en la imagen para ampliarla.

jueves, 1 de octubre de 2009

¡Nuevo Look!

Ojos Grises ha cambiado, sí. No se me ocurre nada más que decir, estoy emocionada viendo la página que me ha pasado Neko; de hecho, se me han ocurrido ideas para algún blog más o para cuando me apetezca cambiarle la cara a este otra vez.

Sin más que decir, espero que os guste (aunque dos de vosotros ya me habéis dicho "el rosa palo me mata", o "es muy... tuyo", y qué puedo decir, es muy mío, sí, y adoro la nueva decoración). Además, una de mis niñas seguro que lo ama también. ¡¡¡Ay, ay, qué emoción!!! Le iré poniendo chorraditas varias para el disfrute del personal, como por ejemplo una mascotilla semejante al mono albino y divino de SDK0.

Y si os gusta lo que leéis, ¡comentad!

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Edito, 30 de octubre de 2009... como podéis ver he vuelto a cambiar la plantilla y los colores. Estos eran los tonos que buscaba inicialmente, a ver cuánto tardan en cansarme XD