miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lost battle

Pues sí. Me rindo de una vez. Ni debía importarle, ni quería que le importara. No sé qué va a pasar a partir de ahora, pero algo debo hacer. Aunque se arañara las palmas de las manos de impotencia cada vez que se cruzaran, aunque quisiera romper cosas. Aquello no era normal. Nunca había querido romper cosas, así que algo no iba bien, por narices.

Y había llegado el momento de pasar de toda aquella mierda que en la que nunca debió meterse. Si tan fuerte le habían dicho que era, sería por algo... ¿no?


Sin embargo, ser fuerte es algo que importa poco cuando vuelves a casa y te acompañas únicamente tú, a ti mismo. Cuando quieres llorar y te apetece pedir a gritos que te consuelen, y no lo haces porque no va a haber nadie que esté siempre y sabes que necesitas depender sólo de ti.

No, si al final resulta que sí que estamos solos, siempre. Y que de cada golpe se aprende; de eso ya no me queda duda. Excepto por qué lo recibí... pero imagino que es una de esas innumerables pruebas que hay que ir pasando y que deben pasarse a solas, por mucho que otros te escuchen. Nadie puede saber hasta qué punto te puede ayudar una simple sonrisa en un momento dado. Exactamente igual que nadie puede saber cuántos metros te hundes cuando esas sonrisas no sólo no llegan a tiempo, sino que dejan de llegar, sin más. No es por dramatizar, pero es así. Y sé que todos (seáis quienes seáis) podéis recordar situaciones en las que una sonrisa os ayudó a flotar después de un hundimiento.

No sé quién me mandó a mí meterme en berenjenales...

***
Sin más que decir, ha llegado el momento de cerrar este blog hasta nuevo aviso, como hice con La Mala. Ahora sólo me quiero a mí.

Elena


domingo, 9 de mayo de 2010

Actitudes

Maldijo el momento en que se le había ocurrido aceptarlo y apretó los ojos con fuerza. Seguía sin querer encajar ciertas cosas. Cosas que le afectaban cuanto querían, sin mirar el daño que podían hacerle.

Aún así, sabía que no era la única persona a la que le afectaba todo aquello. Mirando al infinito, o tal vez a la pared más cercana, una pequeña parte de su ser se sintió acompañada. Mal de muchos, consuelo de tontos, que decían. Pero no era así exactamente. No le importaba lo más mínimo que hubiera alguien más dudando acerca de lo mismo, y no le importaba porque, simplemente, nadie podía entenderlo como ella. Así que podían darle vueltas y más vueltas a aquello, y a lo anterior y a lo siguiente que sucediera, jamás llegarían a comprender lo que pasaba por su mente.

Era lo mejor.

¿O no?

sábado, 1 de mayo de 2010

Cigarros dulces

Abrió los ojos, aún sin ver. Sobre un sofá suave y con una bata azul, por si hacía frío aquel primer día de mayo, escuchando Nirvana con los altavoces en el suelo porque los cables no le daban para más.

– You’ve been locked inside my heart shaped box for weeks – Kurt era humano y podía equivocarse en las letras. Siguió por donde quiso – Hey! Wait! I’ve got a new complaint!

Daba vueltas a aquella palabra maldita:  prejuicios.  No lograba entenderla aunque sabía que la había vencido en parte. Comprendía los prejuicios y quería matarlos, echarlos lejos, dejarlos en el suelo escupiendo sangre. Pero no era aquello lo único que quería.

Lo recordó todo. Desde el principio hasta el final, toda una noche que había dado el giro más inesperado posible a su insulsa vida. Como si bailara con ella dando vueltas en un pub donde miles de ojos acechaban en la oscuridad, deseosos de ver más.

Ahora volvía a tener una meta real, y no se negaba la posibilidad de alcanzarla. Sólo tenía que… bueno, si había sucedido sin más, simplemente no debía cambiar, ¿no?

Deseaba llegar a su meta y abrazarla, sentirla contra su cuerpo y morderla como si fuera la más dulce de las manzanas. Aunque tuviera una molesta cadena al cuello que tuviera que apartar como la pegatina de turno.

- One baby to another says I’m lucky to have met you – Kurt era un poquito omnisapiente-. I don’t care what you think unless it is about me.

Se levantó y fue hasta su habitación a buscar tabaco. Tenía que haber algún cigarro de alguna boda en alguna parte. Y algún mechero, también. Se sorprendió encontrándose buscando tabaco, pero lo necesitaba. El humo, tan silencioso y con esa facilidad para inundarlo todo, era la mejor forma de recordar la profundidad de lo efímero.

Humo inundándolo todo, humo entre dos cuerpos, humo entre labios. Lo que realmente le preocupaba no eran los cánceres que provoca el humo, sino en el vacío que dejaba al dispersarse.

-Take your time, hurry up, the choice is yours, don’t be late… – no podía darle más razón a Kurt.

Ojalá no se quedara en simple humo, pensó, sabiendo que de ahí en adelante esperaría cualquier señal que le indicara que el humo nunca se dispersaba.

viernes, 9 de abril de 2010

Emptiness

El mundo parece seguir cambiando a tu alrededor mientras tú no eres capaz de crecer. Te sientes como debe de sentirse un bebé cuando oye gritos por primera vez y no comprende por qué son más altos que las voces normales. Como si te soltaran con un helicóptero en una calle cualquiera de una ciudad cualquiera. O como se suele decir, como un pulpo en un garaje.

Cuando crees que no cambias, resulta que alguien te hace ver que eso no es cierto. ¡Pero sigues teniendo esa sensación de ser pequeño, ese complejo de Peter Pan!

Y las situaciones, una y otra vez, se repiten. Las variables cambian y eso es lo que ve todo el mundo, casos distintos; pero tú, que vives las variables a la vez que las constantes, ves que la situación vuelve a repetirse. Una y otra y otra vez. Escribes sobre lo mismo, podrías hasta comprobar si utilizas las mismas palabras, las mismas estructuras oracionales, pero ¿qué más da? Escribir ya no es crear, escribir es sacar algo de ti y saber que cuando acabes habrás vertido un poco de ti en algún lado.

Así, un día más, esperas que ese texto te vacíe más que el anterior, hasta que ya no quede nada.

Darling, I forgive you after all

anything is better than to be alone…

- Lithium, Evanescence

jueves, 18 de febrero de 2010

Identidades

De pronto, un día, te das cuenta de que probablemente no hayas elegido el camino correcto. Lo que creías hacer bien ahora supone un reto mayor de lo que se te ocurrió imaginar, los que te quieren no te apoyan o ni siquiera tienen idea de en qué deben apoyarte, y hasta tú mismo te preguntas si lo que haces tiene sentido.
Y como las veintidós veces anteriores, te sorprendes a ti mismo imaginando cómo sería tu vida si desde que tienes conciencia hubieras hecho las cosas de otra manera. No me refiero a que lo que hayas hecho estuviera mal, sino a que, simplemente, todas las opciones que tenías eran buenas y no te decantaste por la que mejor te venía.
Puede suceder que el futuro que te estás labrando, de un modo u otro, sea completamente distinto delq ue imaginabas antes. ¿Qué fue de aquel tú? O de aquel otro tú, o mejor dicho, ¿qué fue de ti?
Supongo que evolucionó, sin más. Probablemente llegó algo o alguien en un momento concreto, quizás de un modo absurdo, quizás irrumpiendo en tu vida en forma de duda existencial. Y, a lo tonto, sin esperarlo, cambiaste. Ya no eres ese niño que jugaba con los Playmobil, ni esa niña que quería comprarle el Ken con barba a su Barbie (un gran Ken, el más guapo de todos, sin duda).
Pero ¿qué más da quién fuiste? Si vives el presente, debes preocuparte por tu yo del presente.

Entonces, ¿para qué buscarle un futuro?

Being Liz

lunes, 11 de enero de 2010

Pereza

Hoy no me apetece decir nada con palabras.

Intuye lo que quieras. No aludo a ti, pero si quieres puedes interpretar que sí.

No aludo a nadie. Es una pena, pero en este momento creo que sólo quiero descargarme con alguien y eso no es justo.

Lo más gracioso es que esta vez ni siquiera me he molestado en enfadarme… hasta en eso me ha podido la pereza hoy.

Buenas noches, y buena suerte… para el martes (quienes tengan examen, como yo).

Devil’s little sister