miércoles, 4 de noviembre de 2009

Fragmentos de una noche diferente

Dos voces, un sonido, tacones que tropiezan, un ruido constante y chispazos ocasionales. Ropa por todas partes, maquillaje, mucho Kurt Cobain, poco tiempo y el envoltorio de una tirita.

Disfraces, fiesta, alas de ángeles vivos, caídos y pícaros, diablesas, vampiros, enfermeras, niñas con pijamas manchados de verde…

Todo un mundo por descubrir y Madrid que se transforma la noche de Todos los Santos, un tipo con gafas de sol en un local casi a oscuras, risas, a mi amigo el de las gafas le encanta Guns N’ Roses, una camarera borde, una guardarropas argentina muy amable y todo esto en apenas cuatro metros.

Otro tipo apareció hace poco, uno realmente atractivo, me recuerda a alguien. Bailo con un bizcocho cerca de la pista y sigo sorprendiéndome de que la gente se pinte la cara de blanco leche para imitar a los vampiros, cuando su cuello está de un color piel caucásico estándar.

Añoro algunas miradas, algunas sonrisas y comentarios, alguna caricia que surge de pronto y algún beso instantáneo en la mejilla. Esos besos que nunca se sabe cuándo aparecerán ni de quién, pero que suben mucho el ánimo si los necesitas.

Las alas caen a mi lado, las recojo, las adoro y me las quedo. Alguien acaba de perder una ilusión, pero yo gano otra. No espero que las alas me ayuden a volar, para eso ya me valgo yo sola, además, me sigue quedando bizcocho.

Novias vestidas de blanco por la calle, una, dos, tres, miles; brujas y caza fantasmas, chicos vestidos de satanistas que te acercan una cruz y te dicen “ay, espera, ¡que la he cogido al revés!”…

…y entonces recuerdo una risa increíble, magnífica, malvada y peculiar en mi oído, una sensación de comodidad como pocas y la tranquilidad de saber que todo es real, y que por mucho que eche de menos algunas cosas tengo otras auténticas, verídicas y comprobables. No puedes conseguir todo lo que quieres, ¿no? Es algo a lo que te acostumbran desde pequeño, cuando tienes que elegir entre un Nenuco o dos Barbies… y aprendes que lo mejor es elegir las dos Barbies y ropa para el Nenuco que ya tienes.

Yo, esta vez, elijo la risa, los chispazos y las piernas que se mueven en la cama al ritmo de All Summer Long… ¿tú con qué te quedas?

Malditos niños que piden truco o trato… Cuando queráis, repetimos.

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