miércoles, 23 de septiembre de 2009

Apología de una sonrisa

Resulta sorprendente observar el bien que hacen una fila de dientes y unos labios ligeramente curvados hacia arriba. Tu sonrisa obliga a la mía a asomarse, a saludar abiertamente, a decir he nacido por fin. Porque las sonrisas nacen, sí. Nacen, crecen, se reproducen y mueren, como todo ser vivo. Nacen de una necesidad, la de alcanzar la felicidad por un instante. El primer indicio que se suele tener de que una sonrisa va a nacer es un pequeño hormigueo en el estómago. No obstante, no siempre aparece dicha sensación: hay sonrisas inesperadas, sonrisas que se convierten en carcajadas, sonrisas tan rápidas y fugaces que no viven apenas, y mueren cuando comienzan a crecer.

Lo maravilloso de las sonrisas es que poseen poderes curativos. Son contagiosas, generalmente, pero sus contagios no provocan dolor y muerte, sino sosiego, alivio para el que sufre. Mi filosofía cuando veo a alguien triste suele ser pedirle que sonría. Y casualmente siempre obtengo un rotundo “no” por respuesta, una mala contestación como “no me apetece sonreír”, “no tengo ganas”, o la que más me ha dolido de todas, “¿no puedes entender que no quiera estar siempre así?” (entendiendo por “así” una enorme sonrisa de las que no nacen porque no lo son, porque son falsos esbozos que nunca llegan a nada). ¿Creéis que no sé lo difícil que resulta sonreír cuando todo lo que quieres hacer es llorar? Yo suelo ser de esas personas que aparentemente siempre están contentas. Digo aparentemente porque, como se sabe, las apariencias engañan. La regla de oro que yo sigo me la dijo alguien a quien quise muchísimo en su momento, y que aún sigue siendo uno de mis apoyos: “Siempre hay algo de lo que reírse”.

Hoy, tres minutos después de darme una de aquellas contestaciones, he visto una amiga sonreír por la forma en que una niña de inmensos ojos azules se levantaba tras caer al suelo. La espontaneidad de las sonrisas es directamente proporcional al motivo por el que surgen, si bien es cierto que podemos forzar algunas más que otras. ¿Y qué es la fuerza sino magia? La magia reside en el hecho de que ver a una niña levantarse nos proporcione esperanza, de que cualquier pequeño detalle puede ayudarnos a resistir una verdadera tormenta. A mí, por ejemplo, me basta muchas veces con una sencilla mirada. “Incluso en la oscuridad se veía luz”, escribió Stoker, y yo me empeño en ver en esa frase mucho más que la mera descripción de un lugar, esa frase es un auténtico elogio a la esperanza.

¿Y acaso la esperanza no nos ayuda? Yo diría que sí. Si la esperanza es lo último que se pierde… hasta que la perdamos tendremos una razón para sonreír.

Si quieres, yo empiezo a sonreír por ti. Te abrazaré mientras encuentras tu motivo, y cuando lo hagas, sujetaré fuerte tu mano mientras nos contagiamos una y otra vez.

Para mis niñas, que lo necesitan.

Para el hombre feliz y la chica que sonrió al ver a la niña de los ojos azules.

...y, en general, para todo aquel que necesite ver esa luz en la oscuridad.


7 comentarios:

  1. vaya... que bonito! cuanta razón tienes sobre las sonrisas... y sabes que? al leerlo me has hecho sonreir =)

    ResponderEliminar
  2. Me declaro culpable de sonreir al ver levantarse a esa niña aunque lo que me hizo realmente gracia fue la manera fugaz que tuvimos de salir corriendo hacia ella cual rayos para echarle un cable y que se pudiese levantar. No obstante puntualizaré que aunque soy de las personas que sonrie amenudo,lo hago porque soy feliz, porque , habitualmente, soy capaz de encontrar un motivo por el que reirme ( como dice tu amigo) con bastante facilidad, de hecho muchas veces me han dicho que "soy feliz sólo con una piedra" y, verdaderamente, no les falta razón, es por eso que, cuando no me encuentro bien doy lo que tu llamas "malas contestaciones" porque... no le encuentro el motivo a esa sonrisa y esbozarla sin motivo me parece una aberración o, como mínimo, una falta de respeto.

    Te quiero pequeña lilith...y sabes que mucho... y sabes que siempre.

    gran texto

    ResponderEliminar
  3. Gracias a las dos, me alegro de que os gustara. Neko, esperoque cada vez que estes como anoche te acuerdes del texto, sonrías y contagies a todos.

    ResponderEliminar
  4. GRACIAS POR DAR LUZ AL FONDO DEL TUNEL EN EL QUE ANDO PERDIDO... Y SIN RUMBO FIJO..

    se siempre lo que eres.. TÚ
    NO CAMBIES..

    te quiere.. el hombre feliz...

    ResponderEliminar
  5. Acabo de leer la "Apología a un sonrisa" y me ha parecido algo encantador. Maravilloso. Lleno de ingenuidad y realismo al mismo tiempo. ¿Que cómo es posible encontrar ingenuidad y realidad a la vez? No lo se. Tu lo has conseguido. Además, creo que está muy bien escrito. Se nota que vas avanzando en experiencia y "oficio" como se suele decir. Pero no te confies, que tanto elogio puede minar el esfuerzo y las transpiración.
    Tu pluma y tu sonrisa valen mucho. Tu sonrisa se contagia.

    Una sonrisa para ti.

    ResponderEliminar
  6. Se me olvidaba decirte que he marcado las 3 casillas a la vez.

    ResponderEliminar
  7. :O

    Gracias tío tronco!!! Mira, otra sonrisa =)

    ResponderEliminar